sábado, 31 de julio de 2010

SUNSHINE CLEANING, Christine Jeffs (2008)

De los creadores de la exitosa Pequeña Miss Sunshine llega a España Sunshine Cleaning, la historia de dos hermanas que, obligadas por sus circunstancias económicas, ponen en marcha un negocio de limpieza de escenas de crimen.

Sunshine Cleaning es un intento de comedia cuyo principal sustento es la interpretación de las dos protagonistas Amy Adams y Emily Blunt. Demasiado superficial en su tratamiento de los personajes y sus relaciones, la película llega a hacerse aburrida por momentos y ni siquiera roza de lejos la emoción. Hay muchas relaciones entre los personajes, como la del niño y su abuelo o la de Norah con Lynn, a las que apenas se da juego, quedando un filme soso y ya no digamos ausente de comedia.

Hay puntos que son pasables, como por ejemplo el conflicto que Norah padece a causa de la muerte de su madre, pero que se ven sepultados, aparte de por no ser explotados como cabría esperar, por otros estúpidos momentos que favorecen el que la película haga aguas. Si no, ¿qué diablos quiere decir esa escena nocturna en la que Norah, en compañía de Lynn, respira las chispas que saltan al pasar el tren por la vía?

Sunshine Cleaning es una nueva entrega que nos brinda el cine independiente norteamericano que, aunque se deja ver, puede generar decepciones en más de uno. Sobre todo si lo que se espera es una comedia.

miércoles, 28 de julio de 2010

TRES COLORES: BLANCO, Krzystof Kieslowski (1994) [6/10]

La segunda de la famosa trilogía de los colores de Kieslowski es Tres colores: Blanco, protagonizada por Zbigniew Zamachowski y Julie Delpy. Karol es un emigrado polaco que trabaja en Francia y a quien su mujer abandona por no ser lo suficientemente satisfactorio en la cama. Tras una serie de putadas que ella le hace, regresa a su Polonia natal para empezar una nueva vida y salir adelante.
Quizá porque ya había visto Azul y me podía hacer una idea de qué tipo de film iba a ver, Blanco me ha gustado más que la primera de la trilogía de los tres colores. Los personajes me han atraído más, la historia creo que era más interesante y, creo que el simbolismo era menor.
De nuevo Preisner vuelve a estar a la batuta con una preciosa partitura, y la interpretación de Zamachowski hace el resto para que el filme se deje ver. Y dijo “se deje ver” y no “sea un obra maestra” porque de nuevo la película no me dice nada más allá de lo que veo. Creo que no estoy hecho para esta trilogía. No obstante, la sorpresa de ver a Juliet Binoche entrar en el juicio y volver a presenciar la escena que ya habíamos visto en Azul desde otro punto de vista ha captado poderosamente mi atención, y ya tengo ganas de pillar la tercera para rematar la trilogía de los colores. Del mismo modo, volvemos a ver a una persona anciana pasándolas canutas para tirar un simple vidrio al contenedor correspondiente. Es decir, vistas las dos primeras, me doy cuenta de que cada una de las tres películas que conforman la trilogía seguramente adquiera sentido una vez se hayan visto las otras dos. Así pues, ya estoy tardando en ver la tercera.

domingo, 25 de julio de 2010

TRES COLORES: AZUL, Krzystof Kieslowski (1993) [5/10]

La primera película de la trilogía que consolidaría a Krzystof Kieslowski como uno de los cineastas europeos más importantes es Tres colores: Azul, protagonizada por Juliette Binoche. Julie es una mujer que, tras la muerte de su marido y de su hija en un accidente de tráfico, trata de superarlo despojándose de todo lo material y espiritual que le ata.
Como ya decimos, se trata de la primera de una trilogía que pretende ser una especie de homenaje al país en el que el director polaco desarrolló gran parte de su trabajo. Así, cada película estaría asociada a un color de la bandera gala (azul, blanco y rojo) y a su vez a los ideales de libertad, igualdad y fraternidad que trajo la Revolución Francesa.
Lo cierto es que el filme no me ha logrado enganchar. La interpretación es correcta y la película no es aburrida, de hecho se me ha pasado rápido y todo, pero debe ser que aún no estoy hecho para apreciar el cine de Kieslowski, demasiado simbolista quizás.
Por supuesto, la música de Zbigniew Preisner es preciosa, y la fotografía de Idziak no puede ser mejor, otorgando al filme, como no podía ser de otra manera, un tono azul que va desde una habitación hasta una piscina pasando por una lámpara. Pero el caso es que no la he terminado de disfrutar, no me ha emocionado. Quizá porque el personaje interpretado por Binoche no me ha llegado a generar empatía, o porque no he terminado de entender por qué actúa así, o porque sencillamente me falta cultura y formación para entender este tipo de cine.
Azul es una película muy europea, incluso en su argumento se hace referencia al viejo continente y la unificación de sus países. A uno nunca le dejará de sorprender lo diferente que puede llegar a ser el cine a un lado y a otro del Atlántico. Es otro ritmo, es otra cosa. Es cine europeo.

jueves, 22 de julio de 2010

LOS ASESINOS ESTÁN ENTRE NOSOTROS, Wolfgang Staudte (1946) [5/10]

Acabada la Segunda Guerra Mundial, y una vez Berlín ha capitulado, la ciudad trata de reconstruirse y volver a la normalidad. Susanne Wallner (Hildegard Knef) es una superviviente de un campo de concentración que regresa a Berlín para empezar de nuevo. Se encuentra con que en su casa habita el Doctor Hans Mertens (Ernst Wilhelm Borchert), aún no curado de las heridas psicológicas que le dejó la guerra, con quien, a base de compartir piso, vivirá una historia de amor.

Dirigida por Wolfgang Staudte, el principal interés de Los asesinos están entre nosotros reside en que se trata de la primera película producida por la DEFA (Deutsche Film-Aktiengesellschaft), el estudio cinematográfico de la ya desaparecida República Democrática Alemana.

Como no podía ser de otra forma en el cine de un país socialista, puede verse en la película la intención de los creadores de romper con el nazismo, algo que en otros países que también han padecido dictaduras, como es el caso de España, no podemos ni soñar. ¿O acaso alguien se imagina que el próximo taquillazo del cine español pueda ser una película en la que, al final, Fraga Iribarne es encarcelado por sus crímenes de Estado durante la dictadura?

Con influencia del Neorrealismo Italiano y con juegos de sombras traídos del Expresionismo Alemán, he de decir que Los asesinos están entre nosotros es una película que no está demasiado bien contada. El conflicto no termina de construirse bien, y en más de una ocasión tenemos la sensación de estar viendo una película en la que no está pasando nada.

La relación entre el Doctor y Susanne, lo siento pero no me la creo, y la justificación del principal tormento de él al final de la película me chirría bastante. La película empieza y acaba bien, pero entre medias tenemos un conjunto de imágenes que no sabemos muy bien qué es lo que nos quieren decir. Y al final ya descubrimos (¡ah!) que todo esto que hemos estado viendo viene por esto otro que ocurrió en el pasado. Lo siento, pero no me funciona.

En algunas ocasiones el montaje de la película es un pelín torpe, y uno no sabría decir si esa angulación de la cámara que inclina ligeramente la imagen está hecha adrede. Lo que sí llama la atención y es digno de reconocer son esos planos que muestran una Berlín en ruinas, destrozada, y cuyos planos recordaremos casi cincuenta años después cuando veamos El pianista, de Roman Polanski.


lunes, 19 de julio de 2010

LOS PUENTES DE MADISON, Clint Eastwood (1995) [9/10]

Que Clint Eastwood es uno de los mejores directores de cine que quedan sobre la faz de la Tierra es algo que muy poca gente pone en duda. En 1995 ese rostro que muchos asociaban al western y a los personajes-tipo-duro sorprendía con una cinta conmovedora basada en la novela de Robert James Waller. Nos referimos a Los puentes de Madison.
Francesca (Meryl Streep) es un ama de casa madre de una familia del Iowa de los años 60’. Lleva una vida aburrida que apenas se reduce a realizar las tareas domésticas y cuidar a sus hijos, y se siente sola y no apreciada por los suyos. Su familia se ausenta durante unos días, y será entonces cuando llegue al pueblo Robert Kincaid (Clint Eastwood), fotógrafo de la National Geographic, que con su personalidad cautivadora acabará por enamorar a Francesca y juntos vivirán una apasionada aventura romántica.

Los puentes de Madison es un peliculón, una de las obras que más me han emocionado últimamente. Hay que decir que el 90% del filme es la interpretación de esos dos actorazos que son Clint Eastwood y Meryl Streep, que con otros actores más mediocres nos encontraríamos ante una película ñoña y seguramente coñazo, pero que gracias a la increíble interpretación de esos dos pesos pesados de la pantalla la película no decae, y que por eso tenemos a día de hoy esta joya llamada Los puentes de Madison.
La película no tiene acción, en verdad no pasa nada a lo largo de las más de dos horas de metraje. La acción está dentro de cada personaje, dentro de Francesca y Robert. La película muestra cuatro días en los que un ama de casa VIVE, vive realmente, disfruta de su vida. Es como si se tomase unas vacaciones, tras las cuales tiene que regresar al trabajo. Lo duro de esta historia es que esas vacaciones jamás volverán a presentarse, porque esas cosas sólo pasan una vez en la vida, y nunca más Francesca tendrá oportunidad de volver a VIVIR.
Pero ha sido feliz, y eso después de todo es lo que realmente cuenta. Hemos de hacer felices a los de nuestro alrededor, y hemos de hacerles felices ahora, no esperar. Hemos de vivir el momento, y actuar, antes de que sea demasiado tarde.

Entiendo que, cuando se trata de una adaptación, hay que respetar la novela original del autor, pero lo cierto es que, en esta película de Clint Eastwood, es una pena que ya sepamos desde un principio que ese amor vivido por Francesca y Robert no va a llegar a nada. Porque sí es verdad que esa escena final estaría dotada de una mayor fuerza si no supiésemos qué es lo que va a pasar. O quizá no. Quizá lo que hace que esa historia de amor sea tan emocionante y tan conmovedora sea precisamente que no tiene futuro, que les vemos felices, disfrutando, pero que sabemos que no van a llegar a nada. Y precisamente por eso, quizás, cuando vemos a Francesca hacer amagos para abrir la puerta del coche, aunque sepamos que no va a hacer nada y que su amor con Robert no va a llegar a nada, aún albergamos esperanzas de que abra la puerta y se largue, de que todo eso que hemos venido sabiendo hasta ese momento de la película es mentira, y que en verdad ella y Robert fueron felices. Pero no.


viernes, 16 de julio de 2010

EL MANUSCRITO ENCONTRADO EN ZARAGOZA, Wojciech J. Has (1965) [4/10]

Empieza en una batalla donde uno de los soldados encuentra un manuscrito que se queda leyendo antes de que sus enemigos le hagan preso. La película cuenta la historia contenida en el manuscrito, que a su vez está formada por historias que cuentan sus personajes, que a su vez cuentan otras historias, quedando así el filme con una estructura parecida a una serie de muñecas rusas, lo cual hace que la película sea, cuando no aburrida, difícil de entender.
Basada en la novela del mismo nombre de Jan Potocki, El manuscrito encontrado en Zaragoza es la primera película de Wojciech Jerzy Has que veo y, aunque en su puesta en escena y su realización no es mala, se hace bastante aburrida, los personajes apenas son interesantes y la historia no logra enganchar.
Acorde con lo que estaba sucediendo en Europa y en el cine europeo en los años 60’, Has aprovecha el relato de Potocki para cargarse el lenguaje clásico y su estructura lineal, pasando mediante su curiosa estructura de un protagonista a otro y dividiendo el filme en dos partes. La cinta, además, posee determinantes elementos de surrealismo y fantasía que encajan a la perfección con las nuevas olas que estaban asediando el panorama cinematográfico europeo de entonces.
Ya se comentó en este blog La kermesse heroica de Jacques Feyder, película donde cobra importancia una etapa tan concreta de la Historia de España como es la de su esplendor imperial. Del mismo modo que en la película del director belga, El manuscrito encontrado en Zaragoza, que es, por cierto, una de las películas favoritas de Luis Buñuel, lo español vuelve a estar presente, aunque esta vez la historia está ambientada a principios del siglo XVIII.
Al hecho de que las historias se hagan pesadas y aburridas se incorpora el detalle de que el filme dura la friolera de tres horas, con lo cual contaba antes de sentarme a verla, pero en ningún caso llegué a imaginarme que esas tres horas podían hacerse tan largas hasta el punto de parecer seis.

martes, 13 de julio de 2010

CACHÉ (ESCONDIDO), Michael Haneke (2005) [8/10]

Una familia de clase media-alta, acomodada, recibe cintas de vídeo en las que aparecen ellos entrando y saliendo de casa. Esto genera tensiones en la familia ante la impotencia de sentirse observados y no poder hacer nada.

En Caché Michael Haneke reflexiona sobre las consecuencias que nos pueden acarrear algunos de nuestros actos, independientemente de lo alejados en el tiempo que estén. No obstante, el director no nos lo da todo mascado. Él, fiel a su estilo de no tomar al espectador por un imbécil y tener en cuenta su opinión o versión de la historia, nunca cierra nada y no da nada por sentado, dando lugar a un filme que bien mereció en el año 2005 el premio a la Mejor Película de la Academia de Cine Europeo.

De nuevo, vemos en Caché una fórmula que se repite bastante en Haneke: en una familia con una vida estable se introduce un elemento que genera inestabilidad. Si en Funny Games Paul y Peter se metían en la casa de la familia a hacérselas pasar canutas, y en El vídeo de Benny el chico se cargaba a una niña por mera curiosidad para asombro y shock de sus padres; en Caché un trágico episodio del pasado del padre (Daniel Auteuil) vuelve cuarenta años después a rendirle cuentas.
Uno de los temas o ideas que suelen subyacer en las obras del director austriaco es el del voyeurismo. Cuando vemos una película de Haneke no somos las mismas personas que cuando vemos cualquier otra película de cualquier otro director. El vídeo, la televisión, la imagen en movimiento, el mirar a través de una pantalla es algo que está continuamente presente en Haneke. Si en Funny Games nos convertíamos en cómplices de los dos educadísimos jóvenes mediante ciertos guiños (literales) al espectador, en Caché pasamos directamente a ser esos mirones que tanto atosigan a los Laurent desde su escondite.
Otra vez, Haneke vuelve a dejar su sello en el filme con esos planos fijos tan largos, en ocasiones llevados a la extenuación y que generan tanta tensión e incomodidad en el espectador, acompañados de otras escenas que, sin duda, a más de uno quitarán el hipo. La excelente interpretación de Auteuil y Juliette Binoche hace el resto para que esta película sea un excelente trabajo.

sábado, 10 de julio de 2010

EL VÍDEO DE BENNY, Michael Haneke (1992) [6,5/10]

La película que hizo que el nombre de Michael Haneke empezase a hacerse conocido en el panorama cinematográfico fue El vídeo de Benny. Benny (Arno Frisch) es un chico de unos 14 años con bastante desatención parental que suple con un excelente equipo de vídeo. Una de las filmaciones que el joven ha realizado con su cámara consiste en ver cómo su padre (Ulrich Mühe) mata a un cerdo con una pistola especial. Benny siente curiosidad por ver cómo es eso de experimentar la realidad que únicamente ve a través del vídeo.

Como no podía ser de otra forma en Haneke, el tema de la violencia está presente de un modo muy particular, apuntando ya el director maneras de lo que sería una de sus marcas identificatorias. El director reflexiona en torno a la violencia y a la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos para con ella, especialmente los padres en relación con sus hijos. Cuando éstos, en lugar de ser adorables criaturas que no hacen más que regalarnos inocentes sonrisas, se convierten en monstruos que nos hacen vivir nuestras peores pesadillas ¿a quién hay que culpar? ¿Cómo debe uno reaccionar cuando su hijo es un asesino? Todos estos interrogantes se le irán planteando al espectador a lo largo de un filme que, ya desde su inicio con la escena de la “ejecución” del cerdo nos da una idea de lo que vamos a ver y de quién lo ha realizado.

Estando la cinta firmada por Michael Haneke, ya podemos encontrar en El vídeo de Benny esos planos fijos eternos. En concreto son frecuentes aquellos que tienen un televisor como protagonista, algo que de nuevo veremos en Funny Games, cosa que hasta cierto punto es normal, pues al fin y al cabo la película, uno de sus hilos conductores, son los vídeos que ve Benny en su habitación. O más que eso, la pasión cuasi-enfermiza que tiene el niño con las imágenes en movimiento.
Del mismo modo, ya están presentes esas atmósferas opresivas favorecidas por las imágenes de esos vídeos caseros, hasta el punto de que uno tiene, en más de una ocasión, la sensación de estar viento el adelanto de una película snuff.

En cuanto al ritmo, hay que decir que la película decae ligeramente cuando Benny se va de viaje a Egipto con su madre (Angela Winkler), llegando en ocasiones a hacerse pesada. De nuevo, ayudan a experimentar esa sensación de pesadez la casi constante presencia de los vídeos caseros del chaval y su cámara.
También se podría decir que el hecho de que la niña vaya a casa de otro niño desconocido así por las buenas es bastante inverosímil, pero no es menos cierto que, dentro de lo inverosímil que es el universo de Michael Haneke, lo que ocurre en la película es perfectamente válido y posible.

Por último, creo gracioso comentar el parecido que, en la escena en que Benny se rapa el pelo, el chico de la peli de Haneke tiene con el que en el 2000 será El bola de Achero Mañas. Si bien las fechorías de éste último no son en absoluto comparables a las de ese joven de mirada cansada que limpia la sangre como quien limpia un derramamiento de leche. Y viceversa.

miércoles, 7 de julio de 2010

PAISAJE EN LA NIEBLA, Theo Angelopoulos (1988) [6/10]

Dos niños se escapan de casa en busca de su desconocido padre, que según creen está en Alemania. A base de irse colando en los trenes que parten hacia Alemania, los dos niños emprenderán un viaje en el que vivirán trágicas experiencias.
Anteriormente ya se comentó en este blog otra película del mismo director: La mirada de Ulises. Siendo Paisaje en la niebla la segunda película que veo de Theo Angelopoulos encuentro entre una y otra cinta ciertas similitudes. Para empezar, ambas consisten en un viaje, el cual podrá ser explicado por los más entendidos en la filmografía del cineasta griego atendiendo a las connotaciones poéticas y simbolismos que tiene en tanto que viaje interior de los personajes. Si en La mirada de Ulises veíamos a A en busca de la primera mirada efectuada por los hermanos Manakis, en Paisaje en la niebla vemos a Voula y Alexandro en busca de ese padre al que no conocen. Y todo ello envuelto en una niebla escalofriante que, supongo, impregnará gran parte de la filmografía de Angelopoulos. Otra escena que me ha recordado al filme que posteriormente haría en el 95 es esa escena en la que un helicóptero saca una descomunal mano de una estatua. Es seguro que esta escena es el antecedente de lo que en La mirada de Ulises será ese despiece de la gigantesca estatua Lenin, cabeza del líder soviético incluida.
En el aspecto técnico volvemos a encontrar esos rasgos típicos que definen el cine de Theo Angelopoulos, como son los eternos planos secuencia (los cuales, por cierto, se acentuarán aún más en La mirada de Ulises) y los silencios que llegan, en ocasiones, a ponernos nerviosos. Cine muy contemplativo, demasiado para algunos, que nos remite a Tarkovski y, si me apuras, en algunas ocasiones a la Ordet de Dreyer. La música corre a cargo de la genial Eleni Karaindrou, quien volverá a colaborar con el director en La mirada de Ulises, y que contribuye necesariamente a lograr esa atmósfera de nostalgia y melancolía.
Pero no se puede dejar de comentar Paisaje en la niebla sin referirse a esa espectacular escena de violación tan escalofriante, aún sin mostrarnos nada el director. Y es que es precisamente eso lo que hace estremecedora a esa escena, el hecho de que tengamos que imaginarla, porque todo ocurre oculto a nuestros ojos, sin que lo podamos ver.
Desde luego, Theo Angelopoulos no es un cineasta cualquiera. Su cine no va dirigido a todos los públicos, no sólo en tanto que trata temas poco adecuados para los niños, sino que se requiere cierta formación en cuanto a literatura griega clásica se refiere, así como cierto conocimiento sobre la historia de Grecia, la cual es explorada por Angelopulos a lo largo de su filmografía.


domingo, 4 de julio de 2010

LA MATANZA DE TEXAS, Tobe Hooper (1974) [6/10]

En el agosto de 1973, cinco jóvenes van a pasar el día a una casa de campo en un pueblo del Estado de Texas, ya que circula esos días la noticia acerca de un loco que se está dedicando a robar cadáveres de un cementerio cercano, y la tumba del abuelo de uno de los chicos ha sido profanada. Al llegar a su destino uno de los cinco amigos se mete en una casa y desaparece, y desde entonces nada será igual para ninguno de los otros cuatro jóvenes.
En los años 70’ se dan unas condiciones que favorecen la proliferación del cine violento en la industria de los Estados Unidos, ejerciendo un papel importante en este sentido el cine de terror. Surgen así directores que pretenden concienciar a la gente de que la violencia no es algo lejano que sólo ocurre en Vietnam y que vemos a través de nuestros televisores, sino que es un mal que nos aqueja aquí y ahora, y al que es necesario hacer frente. Es dentro de esta corriente donde incluiríamos La matanza de Texas, de Tobe Hooper.
El director logra transmitir esa atmósfera opresiva necesaria para todo filme de estas características, en parte gracias a la fotografía de Daniel Pearl y al hecho de rodar en 16mm. Y es que en La matanza de Texas abundan los planos contrapicados que ayudan a esa distorsión que provoca la sensación de frustración y desagrado. Por supuesto cabría hablar de la ¿música? que acompaña al filme, compuesta casi en su totalidad a base de golpes que más bien se asemejan a caceroladas y martillazos. Vamos, no es música celestial para los oídos, precisamente. Otro elemento a destacar de esta película es el ya mítico sonido de la motosierra que los madrileños más jóvenes asociarán a la casa del terror del Parque de atracciones, pero que en la película de Hooper se pone a funcionar a diestro y siniestro dejando títeres sin cabeza, al más puro estilo sádico-charcutero.
El problema de la película es que se queda en una violencia sin sentido, siendo muy pobre de guión, pero nadie duda de que La matanza de Texas es una película de culto que corta de raíz con el movimiento hippie. Y si no, échese un ojo a la película y obsérvese lo que les ocurre a esos cinco amigos que estaban haciendo lo que parecía ser un idílico viaje de verano en una furgoneta.


jueves, 1 de julio de 2010

EL VIAJE A LA FELICIDAD DE MAMÁ KÜSTERS, Rainer Werner Fassbinder (1975) [8,3/10]

Harto de su situación laboral y económica, un obrero de una fábrica de jabones ha asesinado al hijo de su jefe y posteriormente se ha suicidado. La noticia ha sentado como un tiro a su viuda (Brigitte Mira), quien, lejos de encontrar apoyo en sus hijos, se ve sola y asediada por una horda de periodistas en busca de sensacionalismo y morbo. La viuda luchará contra viento y marea por limpiar el nombre de su marido y por explicar su situación económica y las razones que le llevaron a hacer lo que hizo.
En El viaje a la felicidad de Mama Küsters Fassbinder nos muestra hasta qué punto la gente es capaz de ser extremadamente ruin con tal de favorecer sus intereses. La pobre mujer lo único que quiere es que se corrija la información ofrecida por los diarios de su marido, pero se encuentra con que aquellos que en teoría la pretenden ayudar únicamente están utilizándola: los periodistas desde el momento en que mienten acerca de su marido para ofrecer sensacionalismo y ganar dinero, el partido comunista para ganar votantes, y el grupo de afinidad anarquista para llevar a cabo una acción contra la revista.
Del mismo modo, el maestro alemán pone de vuelta y media a la gente del mundo del espectáculo, representada por la hija de la señora Küsters (Ingrid Caven), quien está dispuesta a dejar manchado el nombre de su padre si con ello logra éxito en su carrera como cantante.
Para esta película Fassbinder vuelve a contar con la actriz Brigitte Mira, quien también participa en otras películas del prolífico director como Todos nos llamamos Alí y Lili Marleen.
En definitiva, con esta película, el director vuele a dar una vez más en el centro de la diana cuando de criticar a la sociedad que le rodea se trata. Genial película.